Envidiosa o envidiada...

Hace muchos años leí un artículo dominical cuyo título era: "pobrecita solterona", y hoy me acorde de eso porque pasados los 40s, casada y con hijas, llega el fin de semana y me pregunto: que haré este fin? yo me estresaré al pensar que demonios desayunaremos, luego limpiar mesa, pelear con las hijas a ver a quien le toca lavar platos y vasos, porque las condenadas no lavan sartenes, y las pobrecitas solteronas tendrán tiempo para levantarse a la hora que les dé la gana y decidan a donde irán a desayunar o prepararse algo ligero solo para ellas mismas.

La afortunada de yo enfrentaré el mismo drama para la comida, y aunque tengo invitación para ir al zócalo a checar la iluminación patria no tengo $$$ para irme agusto porque haaa que suerte tenemos muchos gastos escolares, y las pobres solteronas se irán desde temprano para que les de tiempo de comer algo por allá, ya sea comida china o mexicana, no se preocupará por los precios y comerá lentamente hojeando una revista sin escuchar pleitos entre pubertas.

Yo con la suerte de mi lado, tendré que checar que los uniformes de la "adultita" que va en 4o. de primaria estén lavados y mas o menos planchados, y los jeans de las aborrecentes (todos iguales) se den un paseo por la lavadora, las solteronas en cambio, pobres de ellas, podrán checar los aparadores sin prisa, por todas las calles y avenidas del centro, sin pensar en que harán de cenar si llegan temprano a casa.

Llegarán a su casa, muy limpia y ordenada, sin zapato mordisqueado por la chiflada mascota, grrrr, que pena, checarán sus mensajes, tomarán el control de la tv. sin que nadie se los solicité solo un momentito, yo en cambio que afortunada estaré picandole a todos los botones sin encontrar un programa de mi agrado, me decidiré a leer un buen libro, pero las conversaciones entre hermanas siempre son mejores enfrente de mi y de mi libro, aaaaah las lecturas a intérvalos siempre son mejores. No, las solteronas no tienen tanta suerte, abren su libro, se sientan o se acuestan a leer sin tropiezo hasta que la lectura las haga sonreír o sorprenderse, no nadie las interrumpe para preguntarle, nadie me habló? viste mi cargador? no ese no ese es el viejo, ese tampoco, no ese menos, y te desconcentras tan a gusto dandole vuelta en la mente a todos los alambres negros de los cargadores que hacen una madeja en tu mente, y ya ni sabes en que renglón párrafo o capítulo del libro, cual libro es éste? empezaste.

Domingo, se repite lo del sábado, cuanta alegría, en cambio las solteronas aceptarán alguna invitación, se darán un laaaargo baño, se untarán sus cremas carísimas, su mejor perfume e irán de visita a algún lado, con el carácter tan controlado las invitaciones les sobran, quien las desquicia, nadie.

Estoy escribiendo y las hijas están enfrente de mi, justo enfrente discutiendo sobre la publicidad de los restaurantes, academias de danza, etc. y no los autorizan, no están de acuerdo con lo que ahí dice, sirve de algo? espero que si, algún día.

En fin, quien me envidia, o a quien envidio ahora mismo?

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